viernes, 14 de diciembre de 2012

Teresa Uriarte: "Mirabel"

De adolescente era redondita, rubia, de familia con abolengo. Conoció en la calle al hijo de los dueños de una tienda de comestibles. Se enamoraron. Sus padres y hermanos se opusieron, y ella se encontraba con su novio en citas secretas como un comando terrorista. Él era un caradura lo que no impedía que se quisieran. El cinco de cada mes celebraban con regalos la fecha en la que se habían conocido. Los padres de Mirabel le mandaron a Inglaterra para que se olvidara. Trabajó de camarera en un salón de té. Aprendió a servir meriendas y a cortar tartas sin desparramar la nata. Se casó con un escocés rarísimo que era muy religioso, pero bebía y le pegaba. Una noche, Mirabel se marchó de casa y se plantó sola en una oscura y lluviosa calle de Londres. Consiguió trabajo de tendera y alquiló un apartamento en las afueras. Iba y volvía del trabajo en metro; una hora de trayecto y quince paradas la separaban mañana y tarde de su casa. Al llegar, se preparaba una bandeja con una tortilla francesa y un yogurt y veía la televisión. Se convirtió en una inglesa solitaria. Nunca se olvidó del novio con el que tanto se había reído. Sus padres jamás volvieron a verla.

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