viernes, 23 de diciembre de 2011

Celebración

Así, así da gusto hablar de Literatura.

El espíritu de la Navidad

Nunca tuve nombre y apellido como tuvieron en vida otros espíritus. En realidad, yo no soy el ánima de un mortal, sino el de unas fechas, las que corresponden a los últimos días de cada año. Ésas en las que la comunidad cristiana conmemora el nacimiento, ya hace más de dos mil años, de un Hombre Justo. 
Dada mi dilatada experiencia en observar los sentimientos humanos en ésta, mi temporada anual de trabajo, permitidme daros unos consejos: 
—En estos días, sed felices si podéis y os da la gana. No es obligación sonreír si te duele el alma o el cuerpo. 
—Cuando emprendas la tarea de cambiar los calendarios de 2011 por los de 2012, dale a éstos un saludo cariñoso. Siempre conviene estar a bien con lo nuevo. Los viejos calendarios tíralos al reciclaje de papel con una mezcla de nostalgia y esperanza. 
—Por último, me atrevo a sugerir que te sientas agradecid@ por ser una de las personas privilegiadas que hay en el Planeta Tierra.
Os deseo a vosotr@s y a vuestras familias, todo lo bueno que seáis capaces de administrar con equidad.
EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD

martes, 20 de diciembre de 2011

CAROLINA RODRíGUEZ: "NAVIDAD REVISITADA"

Se miran en silencio. Sonríen. 
Ella acaricia su vientre hinchado, suave, lentamente. Siente cómo se mueve en su interior. Se imagina su cara, desea tocarlo, hundir la nariz en su cuerpecito, estrecharlo entre sus brazos. Habla con él bajito, como al oído, entre susurros. A veces le canta. 
La pareja entrelaza sus manos. Él navega por su pulso contenido, rítmico, intenso, a un paso de desbocarse. El rostro de la mujer, sin embargo, nunca ha parecido tan sereno, tan hermoso, tan en paz.
Dulce espera en Belén. El tiempo parece haberse detenido en el año 5 a. C.


Carolina Rodríguez: Tras “La niña del pañuelito rojo” aquel relato tan prometedor y que le valió un premio a la temprana edad de nueve años, esta cuentista se sumió en una crisis creadora que le ha llegado hasta nuestros días. Desde entonces, su relación con las letras ha sido, cuando menos, contradictoria: fuente de satisfacciones y desazón. Asidua de talleres literarios, en los que nunca pasa del nivel inicial, nuestra nueva Leopolda de Monterroso reincide nuevamente en la Alhóndiga en busca de inspiración.

domingo, 18 de diciembre de 2011

ARANTZA GORORDO: "LA DURA COLADA"

El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso –grité a mamá que asomada a la ventana tendía la ropa.
¿Y tú? ¿Le haces caso tú a él? ¡Qué fácil es echar la culpa al otro! ¿Te has preocupado tú por él? Puede estar cansado y se ha dormido; o se le está clavando una uña; o… tú le estás haciendo daño con tus zapatos nuevos. No…, eso no se te ha ocurrido. Le puedes cuidar, querer. Pero es más fácil decir: "no me quieres hacer caso". —Mamá cogía pinzas y ropa y más pinzas y más ropa. Éramos muchos  en casa y papá se había ido.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Laura Hidalgo, primer premio del certamen “VALL DE GUADALEST”

El relato Bajo el humo de las farolas, de Laura Hidalgo, ha obtenido el Primer Premio en castellano del IV Concurso de Relato Breve Enric Valor-Vall de Guadalest, que organiza el Ayuntamiento alicantino Castell de Guadalest.

domingo, 4 de diciembre de 2011

JAVIER IBARROLA: "TAMBIÉN SUS LABIOS ERAN ROJOS"

No era habitual que en el bar de Tom entrara una mujer con el pelo y el vestido del mismo color. También sus labios eran rojos. Se habían sentado al fondo del local, donde Tom ya había ordenado las sillas; siempre lo hacía para anunciar que el Phillies cerraba sus puertas, o al menos que él quería hacerlo. 
Con la mujer llegó un tipo de sombrero y traje gris. Jugueteaba con un cigarro apagado mientras la pelirroja se miraba los dedos como si en ellos hubiera aparecido una extraña criatura. No hablaban; seguro que no hablarían en toda la noche. Pude ver los ojos del hombre cuando trataban de enfocar al rubio Tom para pedirle lumbre para su cigarrillo. Abrió la boca pero sólo pudo hacer eso, ni siquiera la cerró.
Yo llevaba tiempo sentado, el suficiente para vaciar cinco vasos de güisqui con los que jugaba haciendo circunferencias húmedas sobre la madera. La gracia, si es que aquello tenía alguna, era que debían ser tangentes; aquella noche estaba dispuesto a llenar toda la barra con ellas. Muddy Waters me ayudaba con su “Rollin´Stone”.
Era la hora en que la calle y las ventanas de las casas quedan oscuras, el frío es húmedo y la luz del Phillies y la de la única farola de la esquina atraen a los tipos raros como los focos de un mustang a los insectos de un pantano.
Hacía unas horas que había dejado a Molly en el restaurante. No me sentía orgulloso ni era de las cosas más valientes que había hecho nunca. Sí, Molly, ahora vengo, espérame, le había dicho. Me levanté de la mesa, le sonreí sin soltar el cigarro de mi boca -de otra forma no hubiera dibujado aquel esbozo de sonrisa- y me dirigí a la salida. Cogí mi sombrero y sin mirar atrás salí del local.
Molly es una buena chica y se merece algo mejor que un canalla que no puede dejar de mirar a cualquier pelirroja que entre de madrugada en un tugurio como el de Tom. Por cómo me miraba, ésta sí debía merecerlo.
Mientras Tom limpiaba el bar y ordenaba por tercera vez todas la sillas, saleros, pimenteros, servilletas y cualquier cosa que pudiera moverse, decidí que aquella noche de noviembre era demasiado fría para pasarla solo. Su acompañante aún no había cerrado la boca cuando me levanté y saludé a la mujer pasándome los dedos por el ala del sombrero.
El sonido de sus pasos sobre la tarima recorrió todo el local, seguidos de la mirada de Tom. No me giré cuando me alcanzó el tac-tac de sus tacones, pero distinguí su perfume y despertó en mí el ansia del calor esperado. Recuerdo la sonrisa que me dirigió desde la puerta esperando que yo se la abriera. Buenas noches, Tom, creo que es hora de que cierres el bar. Buenas noches, Sam. 
Cuando salimos a la calle reparé en un hombre que sostenía unos folios sobre una carpeta. Con un lápiz trazaba unas líneas sobre el papel mientras levantaba la vista en golpes cortos, mirando la gran cristalera del Phillies. Espera, encanto, no te marches. Me acerqué al hombre y miré el papel. 
El semáforo golpeaba con el cambio de luz cada treinta y siete segundos. Los mismos que estuve mirando el dibujo en el que yo aparecía de espaldas, parecía sereno, la mujer se miraba los dedos y al borracho aún no se le había caído la mandíbula. ¿Cómo te llamas chico? Hopper, señor, Ed Hopper. Está bien, Ed, gracias por no dibujar los cinco vasos. No los veía señor.
La calle estaba vacía. Cuando me marchaba con la pelirroja colgada del brazo, lo último que oí fueron los golpes del semáforo y las voces del hombre del sombrero gris llamándola desesperado.

jueves, 24 de noviembre de 2011

TERESA URIARTE: "LA CELDA"

Entré en el bar La Cepa porque recordaba desde niña que daban los mejores champiñones de San Sebastián. 
—¿O sea que tú eres la nuera de Juan Abrisketa? Dame un abrazo —dijo—,  y salió de un costado de la barra. Era un hombre viejo, con un delantal de cuadros circundándole  una enorme tripa. Se emocionó tanto al verme que por poco me tira al suelo.
—¿Qué ha sido de tu suegro? ¿Vive? Dale un abrazo de mi parte, de Sabino Bolas, le dices. ¡Qué hombre, tu suegro! No he vuelto a reírme tanto en mi vida. Estábamos cinco en la misma celda del Puerto de Santa María: Peio Aurrekoetxea, de Lekeitio, Koldo Bertiz, de Ondárroa, Jon Ajuria, de Barakaldo, tu suegro y yo. Los cinco  condenados a muerte. 
»Caímos en noviembre del 41. Cuatro paredes, cinco camastros y un váter en una esquina y todo el día mirándonos. ¿Te apetece una cazuelita de champis? ¿Un blanco? Tu suegro tenía los ojos azules, chispeantes, y una sonrisa así, de conejo, le estoy viendo. Las que montaba solo dándole vueltas a ésta —se tocó la sien—, porque no teníamos otra. Pasábamos las horas en cuclillas, acojonados. Fumábamos. Tu suegro no, tu suegro jugaba con una cuerdita enroscándola entre los dedos. 
»Tres veces al día nos interrumpía un funcionario para echarnos un cucharón de guisote en los cuencos de aluminio. A tu suegro se le ocurría de todo: “Ahora vais a ver al mejor equilibrista del mundo”. Ponía los brazos en cruz y atravesaba la celda en línea recta balanceándose a un lado y otro. El mejor espectáculo de  circo. Lo hacía durar  y durante horas nos mondábamos de risa. Inventaba bromas increíbles. Una de las mejores fue cuando nos apostó a que le quitaba el fusil al funcionario. ¿Quieres otro blanco? Cómo le íbamos a creer. Y sin embargo lo consiguió. Vino el funcionario con el caldero de sopa, tu suegro trepó hasta lo más alto de los barrotes y le dijo: “¿A qué no es usted capaz de hacer esto?” “¿A qué no?” Y le picó. El tonto del funcionario le entregó el fusil para demostrarnos de que sí era capaz. Tu suegro nos ganó la apuesta. 
»Con migas de pan construyó las figuras del ajedrez. Con el polvo de las baldosas dibujó el tablero. Las blancas, las negras. Se sentaba en un rincón y jugaba contra sí mismo, todo en su cabeza. El rey, la reina, los peones, los caballos, el alfil. Saltaba como una rana de un lado a otro del tablero: ahora soy blancas, ahora soy negras. Hasta se nos olvidaba que estábamos condenados a muerte. ¿Quieres más champis? 
»Una noche escuchamos por el pasillo las botas de los funcionarios, del juez, de la comitiva, dando voces. “¡Sabino Aurrekoetxea!”. Sabin se levantó del catre. Todos sabíamos adonde le llevaban. Se soltó la medalla de la Virgen de Begoña y se la dio a tu suegro. "Cuando salgas, Juan, se la llevas a mi madre, a Lekeitio. Cuéntale los últimos días con vosotros, lo que me he reído. Diles que les quiero mucho, que no me olviden". Eso le dijo. ¿Te apetece algo más?

domingo, 20 de noviembre de 2011

MARÍA BENEDETTI: "SOBREVIVIENDO"

Sentada en un banco de diseño de la recién inaugurada Plaza de Arrikibar, Martina acariciaba con delicadeza un mugriento muñeco de peluche que asomaba por entre las asas de una desgastada bolsa de tela. El resto de sus  escasas pertenencias se esparcían a su alrededor.
Probablemente, ese peluche era quien recibía las caricias que en otros tiempos iban destinadas a un ser de carne y hueso. El muñeco se dejaba hacer, pero no respondía. De sus ojos de cristal nunca salía una lágrima y esa estúpida mueca de media sonrisa que le cosieron en su día en la fábrica de juguetes, permanecía impasible.    
Martina es parte del paisanaje de mi ciudad. Ella y sus colegas son inquilinos permanentes de las calles. Las aceras son como el pasillo de su casa, las fuentes públicas son sus baños y los bancos y asientos de plazas y parques, son sus sofás. 
A  menudo van hablando sin ningún interlocutor a su lado. Otras veces, vociferan sus reproches a todos los viandantes.  He visto a alguno de ellos hacer un corte de mangas a una estatua después de haberle soltado una retahíla y no recibir contestación. 
El peluche de Martina... el interlocutor invisible... la estatua inerte... los viandantes sordos y ciegos... 
Sin respuestas... simplemente se sobrevive.

miércoles, 5 de octubre de 2011

MARÍA SERRANO: "Larga espera"

Son las trece horas, treinta y un minutos y veinte segundos y aún no ha llegado. Sé que mi intranquilidad podría parecer irracional, pero, ¡siempre es tan escrupulosamente puntual! Imágenes turbadoras irrumpen a borbotones en mi cabeza: él, embestido por un dumper de cuarenta toneladas, con los ojos en blanco y macerado en su propia sangre; él, sorprendido por una errante losa de mármol negro desprendida de un señorial edificio de la Gran Vía; él, abrazando el brillante adoquinado con la violenta pasión que solo puede provocar una caída desde el undécimo piso. Su efusivo beso no me tranquiliza: ¿dónde demonios habré guardado la póliza del seguro?

miércoles, 14 de septiembre de 2011

CONCEPCIÓN PLAZA: "Encuentro"

Entré en un espacioso recinto de luz tenue, sembrado de columnas mochas, todas ellas distintas. Me acerqué a una, la miré absorta y, en ese instante, vi cómo la garra amarillenta que descendía desde su capitel se desplazaba hacia mí, tratando de asirme. Me escondí detrás de la jónica y así, fui de columna en columna hasta llegar al espacio de asientos luminosos donde tú me estabas esperando.

sábado, 3 de septiembre de 2011

CONCEPCIÓN PLAZA: "Verano"

Me zambullí entre la espuma de las olas, mis dedos atraparon una caracola habitada. Miré al ermitaño, y juntos nos lanzamos de nuevo al mar."

martes, 30 de agosto de 2011

PATRICIA MILLÁN: 'Entelequia'

En el fondo de mi armario, entre ropa sucia, bolsos y calcetines desparejados, escondo un cuaderno. Es pequeño, con cubierta de piel negra, y  hojas que amarillean. Lo usé por primera vez el día que empecé en la universidad. Recuerdo las palabras del profesor como si las hubiera dicho hace diez minutos: “Creer que todos ustedes van a terminar la carrera es una entelequia”.
Me avergüenza admitirlo: tuve que usar el diccionario al llegar a casa.
Después, cogí ese cuaderno y anoté: “Entelequia. Cosa irreal”.
Esta es la historia de la lista de palabras que algún día usaré en un relato.

lunes, 15 de agosto de 2011

JAVIER IBARROLA: "El fuerte viento del sur"

He tenido la sensación de ser el centro de un viejo cuadro, madonna que fuma bebiendo anís en una plaza cualquiera con fuente, arcángel y calor. 
La brisa acabó y un aire fuerte del sur barre la plaza. El sueño de la mujer de la ventana, el juego de la dulce niña de la camiseta rosa, la sonrisa del camarero, tu miedo... las contraventanas entreabiertas, que baten con fuerza golpeadas por el viento, anuncian un cambio de escena. El tiempo detenido, las miradas huidizas en los ojos cerrados por el polvo de esta tierra de flores, los pasos suaves de la niña, acompañan alborotados en el aire a las hojas acumuladas en alcorques y esquinas. 
Y el calor abandona la piel canela de las mujeres. 
Lejos, él estará con el teléfono entre las manos húmedas, manchando nervioso la pantalla impresa con millones de huellas digitales. No se atreve a hacerlo. 
Deberían ser dos los sonidos de una llamada que yo no contestaría. 
Dos sonidos necesarios para levantarme e irme sin mirar atrás.  

sábado, 13 de agosto de 2011

JAVIER ORTIZ DE COSCA: "Despedida"

Llevas diez años intentándolo, estás cansado. Antes te divertías, tenías una meta: conocer a los autores que nunca leíste, recordar los que tenías olvidados y ampliar tu cultura divirtiéndote. Jugar con la imaginación, creando otras realidades.
Pero ha llegado la temida noticia: NO HAS GANADO EL CONCURSO.
Sabes que has escrito el último sueño.

domingo, 7 de agosto de 2011

CARMEN ARRIBAS: "Petición"

Dolor que quemas abrasando tus caminos; dolor que engendras desánimo, desazón; dolor que ciegas los ojos en diáfana agua de lágrimas por dentro; dolor que abandonas en soledad y vacío: enséñame dolor, a refrescar el agobio de los males, alentar la mirada que se esconde, enfrentar con ágil sonrisa el golpe del momento, ocupar el puesto desierto, colmar de complacencia el desencantado entorno.
Dolor, ¡ay dolor!: que lo pronuncie bajito sin proclamarlo a los cuatro vientos, sé íntimo en silencio. Dolor de mi vida, que tus punzadas aviven mi corazón en ternura, con la puerta abierta que ofrezca comprensión tan grande, como los calambres que me haces sufrir, ¡dolor!

jueves, 4 de agosto de 2011

SOL AGUIRRE: 'Conversaciones y recuerdos'

–Pega mazo, dicen que quita las penas...
El viento me trajo parte de una conversación entre adolescentes que paseaban  por la orilla de la playa. Recordé a tía Isabel, siempre tan alegre y dicharachera. Cuando limpiamos su casa después de que una cirrosis la llevara a la tumba, llenamos un contenedor con botellas vacías de vino dulce “Quitapenas”.

miércoles, 3 de agosto de 2011

JAVIER IBARROLA: "Celine"

Los días de lluvia también corro al bajar la calle. Sigo al agua en el suelo, con sus barquitos, y trato de llegar antes que ellos a la plaza Saint Michel. Pero hoy no llueve, hoy hace sol y corro por la sombra. 
Me he puesto camiseta, pantalones y alpargatas rosas porque es mi color preferido. Además, a Jean Marie le gusta el rosa en sus mesas azules. No sé si se ríe de mí, pero le creo. 
Mi madre me deja ir a la plaza aunque no puedo salir de ella. Mientras juego entre las mesas intento adivinar qué se van a decir las parejas cuando se miran. Hago que mis juguetes naden en el agua, doy mil vueltas a la fuente (como una noria, dice mi madre), hablo con niñas que a veces no están… todo, hago todo, para oír lo que los chicos dicen a las chicas mientras están sentados en el café de Jean Marie. 
Me gusta el rosa, ya lo he dicho, pero también el olor a café y a canela.
Hoy no he tenido suerte, ese chico no dice nada. Sólo la mira.

martes, 2 de agosto de 2011

PEDRO UGARTE: "El juicio final"

Ángeles y arcángeles me arrastraban, crueles, implacables, hacia las puertas del Paraíso, después de que el Creador, apreciando mis muchos méritos, decidiera recompensarme con la Vida Eterna. Sin embargo, yo me resistía desesperadamente, y preguntaba, incrédulo, entre sollozos.
–Pero… ¿y mis libros? ¿mis libros?... ¿Dónde están todos mis libros?...

viernes, 29 de julio de 2011

NATIVIDAD ESQUIU: "Con vosotros aprendí"

Con vosotros aprendí que un orangután puede dar miedo aunque esté a dos metros de distancia y sea de papel. 
Con vosotros aprendí que no puede haber vergüenza cuando se trata de compartir lo mas íntimo con quien está mas asustado que tú. 
Con vosotros aprendí que la valentía provoca a la creatividad.
Con vosotros aprendí que la generosidad nace, se despliega y siempre vuelve a tu lado, enriqueciéndote.
Con vosotros aprendí a aceptar las críticas.
Con vosotros aprendí que existen famosos y anónimos. El famoso Aleph al que no entendí hasta que llegué a la última página y el anónimo compañero del taller al que entendí desde la primera letra que escribió. 
Con vosotros aprendí, divirtiéndome, que escribir es tan importante como respirar. 
Con vosotros decidí que nunca abandonaré aunque tenga que escribir sin lápiz ni papel.

jueves, 28 de julio de 2011

ALEX OVIEDO: "El último sms"

"Olvídate de mí", eran sus palabras de despedida. Un escueto sms recibido poco antes de irse a acostar. Pensó en el mensaje ya en la cama. Incluso se levantó en dos ocasiones a lo largo de la noche con las palabras martilleándole en la cabeza. Fue en vano. ¡Si al menos recordase de quién era aquel número de teléfono!

miércoles, 27 de julio de 2011

JAVIER IBARROLA: "Jean Marie"

El silencio es el perfume de la soledad. 
Cada vez que me abstraigo mirando a la gente pasar, sonriéndoles cuando sus ojos aciertan a los míos, siento el silencio, el que lleva la brisa ardiente, el que calla al ruido del agua, al juego de los niños. 
Como el de la única pareja a la que atiendo hoy. Les ha invadido el silencio áspero, el maldito de desamor. Él la llama pero ella no escucha. Me mira; le llegan las esporas del hongo lóbrego de mi soledad.
Está inclinada y observa, fumando, la plaza. La mano sostiene el gesto que provoca que el humo se arracime en su pelo. Negro y rizado. Como café.

sábado, 23 de julio de 2011

ARANTZA GORORDO: "Talleres"

–Llegamos al aula el primer día y un orangután nos estaba esperando. Así como se lo digo doctor –comentaba Fuensanta tirada en el diván del prestigioso psiquiatra–. El animal me impuso lo suyo; pero nada comparable a lo que sentí cuando Robert de Niro vino a clase. Su presencia levantó elogiosos comentarios, aunque todos los compañeros, escritores en ciernes, coincidimos en su exagerado narcisismo, pues no paró de mirarse al espejo. Se fue en un taxi compartido, ¡por supuesto! 
–Los taxis, ¿deben ser compartidos? 
–Doctor, es evidente que usted no ha asistido a un taller de escritura. 
Fuensanta, totalmente repanchingada en la chaise-longue, hablaba y hablaba de personas y personajes, de fantasías y realidades; en su cabeza la barrera que separa estos dos mundos nunca estaba bajada. El doctor iba tomando notas mientras la observaba. Sus gestos, su voz, su risa que era más una sonrisa, le encantaban. 
–He viajado por medio mundo: desde Bilbao, nuestro “bocho”, hasta la India. Me he zambullido por mares de recuerdos, algunos propios, otros ajenos. ¡Doctor, apúntese el próximo año! Se lo recomiendo… Sí; le vendrá bien. Ya ve yo como estoy. 
–Genial. 
–“Genial” qué: qué me ve genial o que le parece genial el taller y se va a apuntar. 
–Las dos cosas Fuensanta. 
–Bueno; debo ser sincera y decirle también que se pasan malos ratos. En una ocasión tuvimos que hablar en serio y salió de todo. Hasta el más alegre y dicharachero lleva dentro sus miserias. Mucho amor roto y antesdeayeres de la vida sin resolver. 
–Tú, Fuensanta, ¿qué escribiste? 
–¿Yo? –se tomó su tiempo para contestar y así, de paso, quitarse los zapatos– yo escribí sobre usted y… sobre mí.

viernes, 22 de julio de 2011

JAVIER IBARROLA: "Anne Laure"

Me llamo Anne Laure y vivo en un pequeño piso con vistas a la plaza Saint Michel. A mi ventana llega la vida caliente que desprende, sus conversaciones, el humo de los cigarros y tantos olores, a anís, a espliego y santolina. 
El sol se pone y la plaza se sume en una vibrante oscuridad que pugna con tres solitarias farolas. 
Sobre mi ventana, a modo de friso, hay dibujadas unas parras de hojas verdes y frutos morados. Es la última de una modesta fachada situada frente a la fuente de la plaza. San Miguel, que la corona, nos dedica, anfiteatro de contraventanas verdes y grises, su dragón eternamente ensartado. 
Jean Marie está sentado solo en la puerta de su café, inconfundible con su sombrero blanco. Una pareja le mira mientras toma pastís. En realidad es ella la que mira: las mesitas, las sombrillas de azul añil, la brisa jugando con el calor en las faldas largas de las mujeres…  a Jean Marie. 
Él sólo la mira a ella. ¡Cómo me gustaría que me mirasen así!

miércoles, 20 de julio de 2011

CARMEN ARRIBAS: "El tiempo"

Vivo ahora con añoranza de ayer. Estrujo mi memoria con deseo de convertirlo presente, alargando vida, sueños e ilusiones, que hacían brillar mis ojos con la incertidumbre de un mañana joven pletórico en sorpresas.

lunes, 18 de julio de 2011

JAVIER ORTIZ DE COSCA: "El líder"

Maialen es una de las mejores domadoras de su escuela, elegantemente guapa enamora a los niños, convence a las madres y no pasa desapercibida para los contados varones preocupados por sus hijos. La maestra prodiga su atención a los cachorros que parecen más débiles y encauza a los líderes rebeldes para que sean buena gente. En cierta manera es una loba que, por no tener hijos, convierte cada promoción en su camada. 
La escuela está en el pueblo más densamente poblado de Bizkaia, un revuelto de calle borrika, escoltas, confidentes, chivatos, policías, yonkis, traficantes, fracasados, borrachos y más policías.
Las clases como las cosechas tienen añadas; la de este año es desastrosa y Maialen está desconcertada: su método exitoso de amor y alejamiento, de premio y de castigo está fracasando.
En plena clase sin control se ha evadido; está sentada en su mesa triste y ausente.
Se le acerca Mikel, su favorito, eleva sus seis años sobre las puntas de los pies y susurrando para que no le oigan sus compañeros le aconseja:
–¡Maialen, así no, así no les das miedo!
Es el hijo de uno de los capos de la droga. Su alumno quiso ser aquel día su maestro de la vida real.
No quiso contestarle para no ablandar su reputación y  le indicó con un gesto que volviera a su sitio.
Todavía hoy la maestra recuerda al niño huérfano de un padre abandonado por sus asesinos en un vertedero y de su bella madre muerta de sobredosis.

domingo, 17 de julio de 2011

LAURA HIDALGO: "Un segundo"

Sabía que había sido un error alistarme en el Ejército. Se me está cayendo el pelo. Tengo miedo a matar y miedo a que me maten. Dicen que antes de tomar cualquier decisión equivocada, siempre gozas de al menos un segundo de reflexión en el que puedes pensarlo mejor y tal vez evitarlo. Había lanzado la anilla y me había quedado con la granada en la mano.

martes, 12 de julio de 2011

JIG SARMENTERO: 'Estatua'

Son las ocho y media de la mañana del dos de junio del dos mil once y ya está sentado en un alféizar. Junto al museo arqueológico. Tiene las zapatillas del mercadillo desabrochadas, viste un jersey fuera del tiempo, corte de pelo miércoles del jubilado. Sea la hora que sea; te lo encuentras en Iturribide, tomando un penoso txikito de cosechero, solo, junto a los tenderos que ni siquiera le hablan. La senda de los elefantes ha perdido mucho. De catedral para el rito alcohólico juvenil a reducto de heavys, moros y perdedores. Deambulando. Vida tirada. Como si nada existente sobre la faz de la tierra pueda distraerle de su actitud obstinada, su falta de actitud. Una mueca de disgusto da paso a una sonrisa cómplice, cuando veo a ese figurante de mi barrio, sin papel que ensayar en la comedia del absurdo. 

Jig Sarmentero. Nacido en Bilbao en 1965. Licenciado en Bellas Artes por la UPV en 1984. Experto Universitario en Criminología por la UNED en 2009. Proyecto BILBAORELATA, taller de literatura Minimalista en 2011.

jueves, 7 de julio de 2011

JAVIER IBARROLA: "Le Saigon"

En la fachada sucia y amarilla del café Le Saigon en Foulcalquier hay sentado un hombre con camisa verde, pantalones anchos bajo las rodillas y sombrero blanco. Va descalzo y sonríe cuando le miras. 
El café Le Saigon está en una esquina de la plaza Saint Michel, bajo dos ventanas viejas con las contraventanas cenicientas siempre cerradas o abiertas a la vez.
En sus mesas se oyen los cuatro caños de la antigua fuente de agua non potable, que no son sino las gárgolas del pináculo de un contrafuerte de la antigua iglesia gótica.
No es bueno el café en Le Saigon, pero la brisa no lo sabe y cruza la plaza refrescando el aire caliente de La Provenza. Mueve unas plantitas de bambú que crecen desordenadas en un pequeño tiesto de arcilla clara, junto al hombre del sombrero blanco.
Tú lo mirabas todo, y yo a ti.

Javier Ibarrola nació en Barakaldo en 1962. Es arquitecto y trabaja en la arquitectura.

miércoles, 6 de julio de 2011

ARANTZA GORORDO: "Embeleso"

“Chica, ¿adónde vas? / Chica, a la botica. / Chica, ¿para quién? / Chica, para mi chica. / Chica, ¿qué la pasa? / Chica que está mala. / Chica, que se alivie. / Chica, muchas gracias”. De repente, me había venido a la cabeza esa cancioncilla infantil a dos voces y, con ella, toda mi infancia. Pero, ¡era imposible! Y, sin embargo, allí estaba: en el cuarto de jugar de casa, con Fina, mi amiga del alma. ¿Cómo podía yo recordar? Debía de ser un sueño, aunque… ¡tampoco puedo soñar! A pesar de todo, yo lo veo tal cual fue: Fina encuentra un caramelo; “toma” —me dice—; lo cojo, lo abro, me lo trago y me ahogo. 


Arantza Gorordo: nací en Bilbao en 1957. A los catorce años me trasladé a Madrid con mi familia. Entonces me siento sola y empiezo a escribir. Pronto me sentí acompañada, pero el gusto por la escritura no desapareció. La vida me ha hecho vivir en muchos sitios tanto fuera (Venezuela), como dentro de España (Madrid, Canarias, Badajoz..). De todos guardo recuerdos. Hace diez años vuelvo a Bilbao. Estudié historia en la Complutense. Me casé y tengo tres hijas.

martes, 5 de julio de 2011

JAVIER ORTIZ DE COSCA: "Dos amores"

Es un matrimonio que parece perfecto, no destaca en nada. Hablan con todos de esas conversaciones agradables que no hacen mal a nadie: el tiempo, la carestía, la crisis, la falta de solidaridad de los jóvenes, la inutilidad de los políticos, la importancia de la salud… 
Sus comentarios son tan moderados que no evitamos compartir el ascensor con ellos ni los vecinos más tímidos. 
Al igual que nosotros tampoco tienen ya a los hijos viviendo en casa y su acompañante asiduo es un pequeño terrier blanco.
Estos últimos meses, la huesuda mano del cáncer ha tocado a dueño y perro. Ella está destrozada. Nos cruzamos muchas veces en silencio, sin hablar. Al principio empleábamos el singular. 
—¿Cómo está? 
—Le tengo con los mejores veterinarios, mañana vamos a consulta a Barcelona —dice con un brillo de esperanza en los ojos. 
—¿Y el marido?
—Ese, muy bien. 
Nuestra comunidad es muy tranquila y nos respetamos. Últimamente utilizamos el plural para dirigirnos a nuestra vecina. 
—¿Cómo están? 

Javier Ortiz de Cosca nació en Bilbao en 1943; vive en Getxo aunque es de Portugalete. No siguió el consejo de sus profesores y en vez de dedicarse a las letras se hizo aparejador. Sin embargo, la semilla que sembraron sus maestros vive en sus historias.

lunes, 4 de julio de 2011

LAURA HIDALGO: "El asceta"

Todos los días pasábamos por la misma carretera con el coche de empresa para ir al trabajo. Y todos los días veíamos al mismo hombre de barba larga y canosa en el mismo lugar, sentado en el suelo, inmóvil, sin hacer nada. Un día mi jefe se bajó del coche y le preguntó:
—Por curiosidad, ¿qué hace todos los días a la misma hora en el mismo sitio?
—Lo mismo me pregunto sobre ustedes. 


Laura Hidalgo: Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas. He trabajado en diversas agencias de publicidad de Bilbao. También he tenido el placer de vivir en lugares tan inspiradores como India, Escocia e Irlanda.  

CARMEN ARRIBAS: "Aire y seda".

A mi querido lector le haré saber, aunque no nos hayan presentado, que con sólo tocar mi papel noto su piel de mucha calidad. Demasiada para mi tosco rango. Al deslizarse en él, me ha recordado el espectáculo de ágiles patinadores sobre hielo, aunque en un ambiente más cálido. 
Ha sido un contacto refrescante y volátil, aire y seda enlazados en un agradable roce.
Aunque no nos hayan presentado, adivino, querido lector, que su gesto es fiel retrato de su finura. Y, aunque leve y fugaz, se ha imprimido con tinta invisible y permanente, en las breves líneas de este desconocido autor.

Carmen Arribas Rodríguez. Nació en Bilbao. Se licenció en Derecho en la Universidad de Oviedo, realizando posteriormente estudios en la Escuela de Práctica Jurídica de Deusto. Ha ejercido la abogacía.

viernes, 1 de julio de 2011

MARÍA SERRANO: 'No hay función'

¡Tachan!... Al ritmo de indomables sueños de juventud, las inexpertas manos de Paco, el Telonero, alzaron impetuosamente el terciopelo. Sería allí, bajo la sólida tarima, donde, hasta que el padre los descubriera por ruidosos, lograría ocultar sus amoríos con la Sole. Y donde Isabelita, abochornada, le anunciaría entre bastidores que un comediante de nombre imposible de pronunciar le había arrebatado su honra. También sería allí, en uno de los endebles asientos de la primera fila, donde, creyendo terminada su tarea, se sentaría; y donde la cortina, tímida al principio y luego desatada, lo abrazaría con ímpetu mortífero. La función había terminado.

María Serrano nació en 1971 en Bilbao. Es enfermera y licenciada en antropología social y cultural.  

PATRICIA MILLÁN: 'Abismo'

Es extraña esa sensación de dejadez, cuando la mortífera señora te envuelve con lazos de seda, engañosos, cual musicales quimeras de cola de pez.
Bajo su mirada, un suelo que alcanza en apenas unas fracciones de segundo. Sin tiempo a despedirse, a una última palabra, a un suspiro de alivio o de arrepentimiento. Como único obstáculo, una barandilla antigua de forja, con aire envejecido, fácilmente salvable. 
Más que avanzar, se arrastra milímetro a milímetro por el suelo de baldosa cerámica. Cada movimiento la acerca un poco más al fin, y la mezcla de ansiedad y emoción se confunden en ella. En un acto inconsciente, o tal vez mecánico, de tan interiorizado. Todo se desdibuja como una dulce neblina: causas y consecuencias.
El ansia de vida se refleja en un postrero y desesperado bombeo de adrenalina. Su oído se agudiza, buscando señales, conexiones lejanas con el mundo olvidado que la traigan de vuelta.Bajo su mirada, el vacío. Un último paso, una última decisión. 


Patricia Millán. Bilbao, 1982. A pesar de una vocación innata por las ciencias, siempre he sentido atracción por el olor a papel añejo de ediciones descatalogadas. Ahora busco un hilo de unión entre ambas disciplinas, no por distintas incompatibles.

SOL AGUIRRE: 'El espíritu del viejo almacén'

"La culpa fue de mi cuñado. El muy cobarde, cuando el incendio del año diecinueve tuvo miedo de perder su empleo. Nunca dijo que yo estaba durmiendo en una de las cúpulas que dan a la plaza de Arrikibar. Se lo agradeceré eternamente.
La única muerte oficial fue la de un pobre bombero. Mis cenizas quedaron mezcladas con los restos del incendio. Nadie me enterró y mi espiritu se quedó aquí para siempre.
La suerte no está unicamente en nacer en el lugar y momento adecuados. La mayor fortuna es morir en un buen lugar y poder permanecer allí.
En los primeros tiempos, me dedicaba a asustar a los licoreros, que estaban en el tercer piso. Luego vino la guerra. Pasé mucho miedo cuando el Gobierno Vasco almacenó explosivos aquí, en las cúpulas.
Años después me enamoré. Ella solía sentarse en un banco de la plaza. Usaba unos sombreros preciosos. Un día de junio, dejó de venir.
Después de décadas de aburrimiento, soporté las obras de rehabilitación con paciencia y mucha esperanza.
Nunca hubiera soñado el destino que me esperaba.
Yo no era más que un mulero de Baños de Rioja que traía los pellejos de vino al almacén  de Bilbao."

 
SOL AGUIRRE,  nació en Bilbao.
Estudió Sociología en la Universidad de Deusto y posteriormente, Interiorismo en I.A.D.E.
Ejerce como diseñadora de interiores.
Desde hace años, escribe crónicas sobre la Historia de Bilbao que envía por internet a sus amigos y familia.
Ha participado en varios talleres de escritura. A veces firma con el seudónimo de María Benedetti.

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