jueves, 26 de abril de 2012

ARANTZA GORORDO: "Una vida y un cuento"

La niña Juana quería tanto a su pueblo que pensaba que era suyo. Cuando el trabajo de su padre obligó a la familia a irse lejos, comprobó que el verde no es el color de todos los campos, ni el gris el de todos los cielos. El mar, su ruido, su olor, había quedado muy lejos. Además, no entendía por qué en el nuevo colegio llamaban babi a la bata y trenca al tabardo. Tampoco le gustaba que no lloviera. Sintió tanto dolor al verse alejada de su pueblo que algo en la garganta, a ella le parecía un nudo, no la dejaba hablar. Por eso empezó a escribir: “Una pena me entristece / mi Vizcaya yo he perdido”, fueron sus primeros versos. 

La niña Juana se hizo mayor añorando el verde oscuro de su pueblo y se prometió volver algún día a buscarlo. Mientras tanto, la tierra amarilla, lisa y extensa —Castilla es ancha y plana como el pecho de un varón— rodeó y coloreó la vida de Juana. Fueron muchos años en los que se le fue el dolor de garganta, la pena y casi, casi la añoranza. Sin embargo, la vida es caprichosa, el trabajo la llevó de vuelta a sus orígenes. Creyó que ahora no sentiría el desarraigo. Ella regresaba. Pero había cambiado mucho y su tierra también. Sentirse extraña en cualquier situación no es agradable, pero en tu propia casa es triste; algo así vivió Juana y se puso un pañuelo para siempre en la garganta.

1 comentario:

  1. La niña Juana ya se puede quitar el pañuelo de la garganta porque ahora tiene unas puntadas de arraigo en su pueblo. Al menos, entre sus amigos del taller de escritura.Se lo merece.

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