Se echó a reír al mirarme. Mi cara mostraba un odio irracional que sólo es posible en una niña de ocho años. ¡No me sale! A ver cariño, no digas que no te sale si no lo intentas primero. ¿Cómo te he dicho que era? Tres de cadeneta, punto medio, punto alto, otros tres de cadeneta y se cierra. ¡Es que no tienes paciencia! No había forma de que me quedase como a ella, que llevaba décadas ensayando puntos de cadeneta, torcidos, derechos, altos, bajos, abiertos y cerrados. La vida también al final se repliega sobre si misma. Pronto podrás explicármelo de nuevo.
Para Feli
De plena actualidad este relato, aunque ahora, para darle más importancia y glamour, se le llame "knitting". ¿Sabrían pronunciarlo nuestras abuelas?
ResponderEliminarILu.
Esa niña sigue teniendo mucho amor propio.Necesita dias de cuarenta y ocho horas.Saludos de Jovenanciano.
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