Los días de lluvia también corro al bajar la calle. Sigo al agua en el suelo, con sus barquitos, y trato de llegar antes que ellos a la plaza Saint Michel. Pero hoy no llueve, hoy hace sol y corro por la sombra.
Me he puesto camiseta, pantalones y alpargatas rosas porque es mi color preferido. Además, a Jean Marie le gusta el rosa en sus mesas azules. No sé si se ríe de mí, pero le creo.
Mi madre me deja ir a la plaza aunque no puedo salir de ella. Mientras juego entre las mesas intento adivinar qué se van a decir las parejas cuando se miran. Hago que mis juguetes naden en el agua, doy mil vueltas a la fuente (como una noria, dice mi madre), hablo con niñas que a veces no están… todo, hago todo, para oír lo que los chicos dicen a las chicas mientras están sentados en el café de Jean Marie.
Me gusta el rosa, ya lo he dicho, pero también el olor a café y a canela.
Hoy no he tenido suerte, ese chico no dice nada. Sólo la mira.
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